La compañía británica Vodafone ha llegado a un acuerdo para la compra de Ono por 7.200 millones de euros, una operación con la que pretende plantar cara y ganar terreno a Telefónica en el campo de las conexiones a través de banda ancha ultrarrápida.
La primera cantidad ofrecida por el gigante británico, que no alcanzaba los 7.000 millones, no pareció contentar a los accionistas de control, que esta vez, en cambio, sí se han mostrado receptivos a continuar negociando con una oferta de 7.200 millones de euros sobre la mesa, que incluye la deuda de 3.330 millones de euros que acumula la compañía.
Este acuerdo, no obstante, ha supuesto la paralización de la salida a bolsa de la operadora, que fue aprobada por la junta de Ono recientemente y que ahora, una vez acordada la adhesión de la empresa al grupo de Vodafone, quedará suspendida. El inicio bursátil de Ono contemplaba la colocación de 1.000 millones de euros en acciones, entre oferta pública y oferta pública de suscripción.
Una vez se resuelvan los trámites pendientes y se consolide la operación, Vodafone aumentará su cuota en el mercado de las conexiones de banda ancha pasando del 7,5% al 21%, haciéndose con 45.000 kilómetros de red de cable distribuidos por toda España y convirtiéndose en el principal competidor de Telefónica.
Asimismo, gracias a la adquisición, Vodafone se asignará los casi 1,1 millones de clientes de telefonía móvil de Ono, que sumaría a sus casi 14 millones de usuarios, aumentando su cuota en este otro mercado desde el 24,8% hasta el 26%.