Tras la ligera cortina de euforia que los resultados del tres de estrés trajeron a la banca española, recordamos, con todas las entidades superando la prueba, el reciente informe de Estabilidad Financiera del Banco de España Vuelve a poner en su sitio a un sector que según los datos del cierre del primer trimestre del año no se encuentra aún en forma, y desde luego, no ha superado con tanta tranquilidad como se debiera la frontera de los problemas endémicos de esta crisis.
De hecho, el margen financiero al cierre del primer semestre cayeron 1.1% debido tanto a los bajos tipos de interés como la falta de actividad, este datos muy relevante si tenemos en cuenta que lo que pudiera reflejar es la ganancia obtenida con el negocio bancario puro.
Lógicamente este resultado sacude al conjunto de la cuenta de resultados del sector, que presentaba un beneficio durante el primer semestre un 4.6% menor que el mismo periodo de 2013. Todo esto tiene que ver con una situación ya conocida en la que la morosidad no sólo no disminuye sino que se encuentra estabilizada con repuntes de crecimiento, lo cual obviamente no sólo no es positivo sino un reflejo de una evolución no esperada.
Por otro lado tampoco la tan ansiada fluidez del crédito hace acto de presencia, de hecho, al contrario, continúa descendiendo. El primer semestre del año se concedieron créditos por un importe que resulta un 3.7% menos que en el mismo periodo del año pasado, aunque debemos tener en cuenta la exclusión del llamado crédito nuevo en los tres últimos meses del semestre, el peso de estos no sería suficiente como para ser una variación sustancial del resultado.
No debemos tampoco olvidar, tal y como el informe muestra, la caída de las rentabilidades que ha golpeado los productos de ahorro especialmente de manera dura. Una caída que ha situado por ejemplo la rentabilidad de los depósitos en vinimos históricos, rebasando recientemente incluso la frontera de la retribución del 1% medio en depósitos de 12 meses.