Uno de los grandes miedos de los bancos (y no sólo de los españoles) derivados de la crisis del coronavirus, era el aumento de la morosidad bancaria. Sin embargo, al menos en nuestro país, lo que parecía esperable no se está produciendo, y, de hecho, la morosidad está disminuyendo.
Si atendemos a los datos proporcionados por el Banco de España la pasada semana, los encontramos en un escenario muy distinto al que cabría esperar en una situación de crisis compleja.
En este escenario el global de la ratio del sector financiero retrocedería a niveles cercanos al comienzo de la crisis de la pasada década, concretamente, a la primavera de 2009. Estos datos nos indican que la morosidad de sector financiero, en la que se incluyen los que se denominan activos dudosos dentro de los préstamos disminuía en el mes de junio prácticamente a 4,4%, teniendo en cuenta que venía de una situación cercana al 5% previo al coronavirus. Y desde luego, muy lejana a los datos de mediada la pasada década cuando este porcentaje rozaba y superaba en ocasiones el 13%.
Por qué sigue bajando la morosidad bancaria
Como suele ocurrir en el análisis de este tipo de datos no existe una respuesta única. Pero, es bueno analizar las dos patas que sujetan el banco del análisis de ratio.
En primer lugar, el aumento de los préstamos a empresas y familias que, en el mes de junio crecía 1,6% respecto a mayo y, de hecho, se situaba como la mejor cifra de crecimiento desde el verano pasado.
El segundo lugar, los denominados préstamos dudosos disminuyeron prácticamente un 1,7% en relación al mes de mayo. Recordamos que los préstamos dudosos son los que acumulan tres meses de impago o que manifiestan señales claras de impago.
Para entender mejor de dónde viene esta situación, podemos ver que la morosidad de las entidades de depósito ha ido disminuyendo desde el año pasado de manera progresiva. Desde el 4,59% de la primavera pasada hasta 4,34%. Pero, más aún, las entidades dedicadas, es decir las entidades de financiación crediticia, también han visto un descenso significativo de la morosidad. De hecho, hasta el 6,51% respecto al casi 7% de hace un año.
La consecuencia, al menos momentánea, es interesante, ya que la disminución de la morosidad va directamente relacionada con las provisiones que las entidades bancarias hacen para paliar sus efectos. Esto significa, que parte de esas provisiones se liberan y vuelven a entrar en el mercado crediticio.
La interpretación de esta disminución
En primer lugar, hace falta esperar al final de año para valorar si estamos ante una tendencia o a un efecto estacional. Esto último sería posible si entendemos que, una de las claves del comportamiento de las finanzas familiares en la crisis ha sido procurar evitar el endeudamiento. Lo cual, por ejemplo, se ha traducido en un aumento de los depósitos bancarios que es otro efecto por un lado lógico, pero, que, combinado con la disminución de la morosidad, nos da un panorama muy distinto al que tal vez se esperaba para 2021.