¿Quién es más generoso, el rico o el pobre?

¿Quién ofrece más? ¿aquel con fortuna amplia cuyo donativo es más copioso o la persona de rentas bajas a quién la donación le supone un porcentaje alto de sus recursos en comparación con lo que le supone al rico? la respuesta puede tener su discusión, pero, efectivamente, si sacamos de la ecuación lo cuantitativo y la llevamos al terreno del esfuerzo, parece que efectivamente en esa situación la persona con menos ingresos es más generosa. Algo que recientes estudios indican ocurre en la realidad y cada vez de manera más acentuada.

donaciones

Si hacemos caso a los datos recolectados por  Chronicle of Philanthropy en un país como Estados Unidos, proporcionalmente uno de los más generosos desde el punto de vista de la filantropía, los estadounidenses más ricos cada vez son menos solidarios y, de hecho, en los últimos años han reducido de manera considerable sus donaciones, algo que no ha ocurrido con las personas de rentas más bajas.

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Según los datos referentes al año 2013, los más cercanos ya que los referentes al 2014 aun no están publicados, durante el citado año la media de donación entre las personas con ingresos inferiores a los $25,000 anuales se corresponde con un 7.7% de los ingresos, aunque la cifra a partir de ahí comienza a disminuir en función de la aumento de las rentas, aquellos que ingresan entre $25,000 y $50,000 donaron un 4.6% de sus ingresos, aquellos que perciben rentas entre $50,000 y $75,000 un 3.5% de sus ingresos, los de rentas entre $75,000 y $100,000 un 3% de los ingresos, así hasta llegar a lo que se considera ya fortunas que son a partir de ingresos superiores a los 200,000 dólares anuales un 2.7%…

Es cierto que en este cálculo hay un 1% que parece escondido, pero que realmente mueve la balanza final del año en lo que a ingresos por donaciones se refiere, nos referimos a las donaciones multimillonarias que algunos de los hombres más ricos del mundo realizan en Estados Unidos, algunos casos como el del fundador de facebook o Bill Gates se trata de donaciones continuadas en el tiempo en porcentajes elevados, pero sobre todo de alto impacto por las cantidades tal y como indicábamos al comienzo del artículo.

Existe en este sentido una corriente, potente pero tampoco tan extendida, que intenta convencer a los multimillonarios para donar hasta el 50% de sus patrimonios a lo largo de su vida, algo que algunos ya se han comprometido y otros incluso ha llevado más allá, por ejemplo el gurú de las finanzas Warren Buffet  quien se ha comprometido a ceder el 99% de su riqueza, basándose en una filosofía sobre el papel simple y eficaz que afirma querer dejar a sus hijos lo suficiente para que puedan sentir que pueden hacer algo pero no tanto como para que puedan sentir que no pueden hacer nada, en cualquier caso, buena parte del dinero ya donado por Bufett se ha dirigido a sociedades filantrópicas a cargo de sus hijos…

Y es que las políticas de beneficios fiscales por las donaciones filantrópicas son muy importantes en Estados Unidos, con lo cual, efectivamente en estos casos no negamos la mayor, es decir no dejamos de asumir una vocación filantrópica, era también es evidente que existe en muchos casos un interés fiscal elevado.

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Por qué los pobres son más solidarios

filantropiaSegún el estudio, los motivos son bastante claros; una sensación de proximidad con los problemas reales de la mayoría de trabajadores con salarios bajos/medios. A esto se une una sensación de temor generalizada. Estados Unidos es un país de grandes corrientes de temor, por ejemplo a la salud (una herramienta política de primer nivel como ya sabemos) pero también a la pobreza, ese temor a la pobreza hace que la donación se convierta en un recordatorio de la posibilidad de encontrarse en situaciones difíciles en algún momento.

La diferencia es muy notable, las donaciones de los ricos tienden generalmente a la formación a través de universidades o programas educativos, al arte a través de museos o fundaciones, a la salud a través de hospitales o centros de investigación, pero sin embargo, la donación de las personas de renta baja se dirige generalmente a modelos de acción directos, bancos de alimento, programas de ayuda inmediata a familias sin recursos, programas de ayuda infantil básicos relacionados con la alimentación, en definitiva, respuestas directas a los problemas derivados de los años de crisis y en general, muy en línea con los llamamientos que las organizaciones de servicios sociales realizan en este sentido.

El informe en este punto genera una conclusión verdaderamente interesante, y desde luego un poco triste desde el punto de vista humano. La conclusión afirma que se podría decir que las rentas bajas realmente manifiestan un sentimiento de solidaridad para con el vecino, el entorno inmediato e incluso la ciudad y el país en general en lo relativo a las necesidades primarias, es decir, un sentimiento de solidaridad colectivo, sin embargo la disminución de las aportaciones de las rentas más altas tiene que ver con la preocupación por la desaceleración y un sentimiento personal de temor a la reducción de la fortuna.

Es un tema verdaderamente apasionante, porque sobre el papel se suele asociar a quien tiene menos con quien ejerce menos control sobre los aspectos económicos, es decir sobre el papel teóricamente quien tiene menos debiera ejercer una presión mayor hacia sí mismo y que tiene más debiera asumir compartir como algo más natural, y sin embargo es exactamente al revés.

Y no va a cambiar

Tal vez por eso sean ricos; es una sentencia difícil pero realmente una interpretación que responde a todo lo anterior. Mientras mientras la tendencia al crecimiento de la solidaridad de las rentas más bajas realmente responde a algo parecido a la creación de un espacio de solidaridad común, puede que incluso basado en el miedo de la necesidad futura a recurrir a esas ayudas o simplemente por un sentimiento efectivo de solidaridad, las rentas más altas disminuyen en su compromiso solidario en favor de la no erosión de su fortuna particular en los momentos de tensión económica: si analizamos los ciclos económicos históricos vamos a encontrar situaciones similares con más o menos matices a lo largo del tiempo, en las que los momentos de mayor bonanza económica general aparatosas donaciones y auténticos ataques de furor filantrópico en las clases pudientes, que se van enfriando de manera progresiva con el enfriamiento de la economía mientras se multiplican los esfuerzos solidarios de las rentas bajas.