A falta de que presenten resultados los dos grandes del sector financiero español, Banco Santander y BBVA, ya se puede afirmar que los principales actores de la banca nacional continúan ‘aguantando el tirón’ ante la brutal crisis internacional que está castigando a las economías occidentales y, especialmente, al ámbito bancario de estos mercados.
Aunque, es cierto, los beneficios ya no son lo que eran, dado que el crecimiento a dos dígitos está al alcance de unos pocos cuando antes era prácticamente la tónica habitual, este sostenimiento se ha puesto de manifiesto al hacerse públicas las cuentas tanto de la banca mediana como de las cajas de ahorros de referencia (quizá con la excepción de Caja Madrid, que ha empeorado sus números) sobre el tercer trimestre.
A pesar de lo cual, la morosidad sigue desbocada y, en algunos casos -el citado de la entidad que preside Miguel Blesa-, incluso se ha quintuplicado. De la misma manera, los márgenes de la actividad más típicamente financiera, así como la eficiencia, continúan empeorando notablemente.
El primero en ‘romper el hielo’ -como suele ser tradicional-, y demostrar con ello que la salud de las entidades financieras se mantiene, fue Banesto. En el contexto consabido de inestabilidad e incertidumbre, el grupo que preside Ana Patricia Botín logró una de las mejores marcas del sector. Así, su beneficio neto atribuible llegó a los 653,9 millones en el tercer trimestre, lo que representa un crecimiento interanual del 12 por ciento. Y, además, sin extraordinarios.
El margen de intermediación en los nueve primeros meses de 2008 alcanzó los 1.226,8 millones de euros, un 13,9 por ciento superior al registrado en el mismo periodo del año precedente; mientras que el margen de explotación ascendió a 1.092,8 millones, un 13,3 por ciento más que en los nueve primeros meses de 2007.
Además, los costes de explotación han experimentado hasta septiembre de 2008, un crecimiento del 3,4 por ciento, porcentaje inferior a la inflación y sensiblemente menor al registrado en la generación de ingresos, propiciando una mejora del ratio de eficiencia, que ha bajado hasta el 39,1 por ciento, frente al 41,5 por ciento registrado un ejercicio antes.
El repunte de la morosidad, del 0,43 por ciento al 1,17 por ciento, ha supuesto unas mayores necesidades de dotaciones específicas, realizadas sin necesidad de apelar a la provisión genérica. En total, las dotaciones netas para insolvencias han ascendido en estos nueve primeros meses a 204,0 millones de euros, un 26,1 por ciento más que las realizadas hasta septiembre de 2007. La tasa de cobertura queda en el 144,1 por ciento.
Bankinter, lastrado por la falta de extraordinarios pero con la mora controlada
A continuación ‘salió a la palestra’ Bankinter, que obtuvo un beneficio neto atribuido de 201,78 millones de euros entre enero y septiembre de 2008, un 35,9 por ciento menos que en el mismo periodo de 2007, por la ausencia de los ingresos extraordinarios anotados entonces. Eso sí, la ganancia sin singulares durante los primeros nueve meses fue un 0,18 por ciento inferior al obtenido en los tres primeros trimestres del ejercicio precedente.
La cuenta de resultados de Bankinter a 30 de septiembre de 2008 muestra un margen de intermediación de 490 millones de euros -un 11,5 por ciento más- y un margen de explotación de 379,84 millones, que recoge la tendencia decreciente de los costes y, como consecuencia, se eleva un 11,53 por ciento.
Por otra parte, y en cuanto al riesgo dudoso, éste alcanza los 407,93 millones de euros, lo que equivale al 0,91 por ciento del computable del banco, nivel muy inferior al del conjunto del sector. De forma paralela, el índice de cobertura de la morosidad llega hasta el 162,54 por ciento. Las provisiones por insolvencias totales han aumentado un 20,76 por ciento respecto al tercer trimestre de 2007, alcanzando los 663,06 millones.
Uno de los aspectos más destacables de Bankinter es que carece de vencimientos durante lo que resta de 2008 y el conjunto de 2009.
Los singulares ayudan al Sabadell
Por su parte, Banco Sabadell ha obtenido un beneficio neto atribuido de 762,18 millones de euros, un 26,1 por ciento más que el año anterior. No obstante, sin extraordinarios, la ganancia comparable ascendería a 530,9 millones de euros, con un incremento interanual del 3,8 por ciento.
El margen de intermediación ha aumentado un 10,1 por ciento respecto al año anterior, mientras que el de explotación ha alcanzado los 843,87 millones, un 3,8 por ciento superior al año anterior.
En los primeros nueve meses del ejercicio, la entidad catalana ha destinado 424,62 millones a dotaciones por insolvencias, de los que 235 tienen carácter de anticipo de cobertura «ante el empeoramiento previsible del entorno económico en los próximos meses y por criterios de prudencia», según informó el banco. Y es que el ratio de morosidad ha pasado del 0,41 por ciento al 1,59 por ciento.
Finalmente, el ratio de eficiencia se sitúa en el 43,02 por ciento, con una mejora de cuatro puntos porcentuales en lo que va de año.
La eficiencia del Popular empeora por primera vez en años
Banco Popular logró un beneficio neto de 956,4 millones de euros hasta septiembre, lo que supone un avance del 3 por ciento con respecto a los 929 logrados en igual periodo del ejercicio anterior.
Según comunicó la entidad a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), «en un entorno macroeconómico adverso, los resultados consolidados reflejan la positiva evolución del banco», que se asienta «en la capacidad de generar ingresos basados en un negocio recurrente».
El margen de intermediación alcanzó los 1.894,1 millones de euros, un 10,3 por ciento superior, mientras que el de explotación avanzó un 6,3 por ciento, respectivamente. Al tiempo, su ratio de eficiencia -del que siempre ha hecho gala y que, ‘con las cifras en la mano’, es uno de los mejores de Europa- empeoró hasta el 31,04 por ciento, frente al 30,35 por ciento marcado en septiembre de 2007.
Respecto a los impagos, ésta se situó en el 2,19 por ciento, desde el 0,77 por ciento de hace un año, tras clasificar la entidad como activo dudoso el riesgo con Martinsa-Fadesa, lo que supone triplicar la morosidad. Mientras, la tasa de cobertura de los créditos dudosos descendió desde el 232,92 por ciento de septiembre de 2007 hasta el 85,57 por ciento.
El grupo cuenta con 1.956 millones de euros de provisiones para cobertura de insolvencias. De este importe, 1.460 millones de euros corresponden a la provisión genérica, que se encuentra dotada muy cerca del máximo permitido.
La Caixa y Caja Madrid, a la baja
En cuanto a las dos grandes cajas de ahorros, cabe destacar que La Caixa superó holgadamente a Caja Madrid. El beneficio neto de la primera hasta septiembre aumentó un 18,9 por ciento, hasta los 1.773 millones de euros. La ganancia total atribuida deja fuera los resultados extraordinarios, al haber destinado íntegramente a provisiones los 225 millones de euros de ingresos singulares generados, y disminuye un 14 por ciento respecto al beneficio total de los tres primeros trimestres de 2007, que incorporaba 360 millones de ingresos extraordinarios.
El margen de intermediación alcanza los 2.995 millones de euros, un 12,6 por ciento más, como consecuencia del crecimiento de la actividad bancaria, de la gestión de los márgenes de las operaciones y de la positiva evolución de los dividendos de las participadas. Además, el margen de explotación llegó a los 2.482 millones, subiendo un 13,4 por ciento
El ratio de morosidad pasa del 0,41 por ciento al 1,69 por ciento y las dotaciones para insolvencias recurrentes ascienden a 448 millones de euros, con un aumento del 39,4 por ciento respecto a los tres primeros trimestres de 2007. El incremento de las dotaciones específicas ha quedado parcialmente compensado por la reducción de la dotación genérica por la ralentización del crecimiento del crédito en 2008. En último lugar, el ratio de eficiencia mejora ligeramente, desde el 42,7 al 42,2 por ciento.
La morosidad de la entidad madrileña se quintuplica
Por su parte, Caja Madrid ha visto como la crisis dispara su morosidad. La cifra de dudosos se elevó, a 30 de septiembre pasado, a 4.731 millones de euros, una cantidad que multiplica por cinco los 857 millones del mismo periodo del año anterior, y coloca la tasa de morosidad en el 3,37 por ciento. La cobertura, ahora en el 60 por ciento, se ha visto reducida a la cuarta parte. Aunque no se trata de niveles desorbitados, llama la atención la celeridad del proceso. La Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA), la patronal del sector, corrigió al alza su previsión conjunta de finales de año para dejarla en el 3 por ciento, y casi seguro que se quedará corta.
Desde Caja Madrid precisaron que unos 1.200 millones de los dudosos hay que atribuirlos a la deuda del grupo Martinsa-Fadesa. Pero el resto corresponde, casi en su totalidad, a los retrasos en los pagos de las familias hipotecadas.
De enero a septiembre, la cuenta de resultados de Caja Madrid se saldó con un beneficio de atribuido de 1.127 millones de euros, inferior en el 11,1 por ciento a la cifra obtenida en el mismo periodo de un año antes. En 2007, Endesa repartía jugosos dividendos a sus accionistas, lo que perjudica la comparación. El beneficio recurrente, resultado de la actividad, fue de 831 millones, un 9,2 por ciento más.
Parte del freno a los resultados llega por las provisiones. Hasta septiembre ha dotado 450 millones (el 50 por ciento genérico y el resto específico) y otra carga voluntaria de 158 millones. Lo peor es que pese a este esfuerzo, la cobertura de la caja es del 60 por ciento, uno de los ratios más bajos del sector. «En el futuro seguiremos dotando», afirmaron desde la entidad.
El margen de intermediación bajó un 1,6 por ciento, hasta 1.662,041 millones, mientras que el de explotación, por su parte, registró un descenso del 3,7 por ciento hasta septiembre, y se colocó en 1.603,951 millones de euros.
Con todo, mientras los números negativos inundan las cuentas de resultados de la banca occidental -tanto en Europa como en EEUU-, el sector financiero nacional, aún afectado por la crisis, sigue demostrando que ha hecho los deberes. Ahora tan sólo resta prestar atención a los beneficios que consigan Banco Santander y BBVA. Excepcionalmente preparados, como se ha comprobado hasta ahora, todo apunta a que ambos no sólo mejorarán los logros obtenidos por el resto de su competidores domésticos sino que irán más allá.