La polémica está servida en Londres. Mientras que los ciudadanos se encuentran divididos por la política urbanística del alcalde que fomenta la construcción de elevados rascacielos, los británicos continúan gestando una enorme burbuja inmobiliaria que no deja de preocupar a los habitantes de la capital del Reino Unido, donde los precios del mercado de la vivienda parecen querer superar en altura los 73 pisos de los que dispondrá el nuevo y espectacular rascacielos que el reconocido arquitecto Norman Foster ha proyectado para el distrito de Canary Wharf, una de las zonas en las que se concentra el mayor número de este tipo de edificios.
Y es que en la actualidad al menos un tercio de la población de la ciudad rechaza la construcción de rascacielos porque rompen con la estética tradicional de la capital, en la que predominan los bloques de media y baja altura. Por contra, el 26% de los ciudadano sí aceptan la construcción de este tipo de edificios, de los que ya hay proyectados para los próximos años hasta 236. Si finalmente todos ellos se construyeran, Londres doblaría el número de edificios de más de 20 alturas con los que cuenta en la actualidad.
El proyecto de Foster & Partners, conocido como The South Quay Plaza, forma parte de un plan urbanístico mediante el cual se prevé demoler distintos edificios levantados durante la década de los 80 en la rivera del Támesis para construir hasta 16.500 viviendas en las zona de Millwall y la Isle of Dogs, donde se erigirá la espectacular torre de 73 pisos y otra vecina de 36, en las que se concentrarán hasta 900 nuevas viviendas, además de oficinas, un centro comercial y un complejo deportivo.
No obstante, y al margen de la polémica sobre si es estético o no construir rascacielos, los precios de la vivienda en Londres continúan disparándose hasta límites que no auguran nada bueno.
Por ejemplo, en la City, el centro financiero de la capital, el precio medio de una vivienda podría llegar a costar en torno a los 730.000 euros en 2018 de confirmarse las previsiones. Según los expertos, los precios en Londres se encuentran ya a niveles previos a la crisis, y los indicadores prevén que el incremento se prolongó27 durante 2014 hasta en un 8,4% y a lo largo de 2015 hasta en un 7,3%. Ante esta situación, los analistas reclaman una mayor intervención del Banco de Inglaterra sobre los tipos de interés cada vez más altos para las hipotecas, de manera que la peligrosa combinación de alta demanda de vivienda y bajos suministros no termine con desastrosas consecuencias.
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