El grupo bancario que preside Emilio Botín sigue empeñado en demostrar que la crisis no es igual para todos. Y vaya si lo consigue. Mientras en EEUU, y ahora también en Europa, amanecen cada día con una nueva intervención de los poderes públicos en una entidad financiera, Banco Santander sigue a lo suyo. No sólo está descartado, con mucho, que vaya a necesitar un rescate sino que, además, se permite el lujo de realizar compras en unos tiempos en los que apenas nadie se atreve a asomar la cabeza en el mercado.
Prueba de este interés en operaciones corporativas es la reciente adquisición de la red de sucursales -incluye 197 oficinas comerciales, 141 agencias y los correspondientes empleados- y los depósitos de Bradford & Bingley -que acumulan 2,7 millones de clientes-, tras el anuncio realizado por parte del Gobierno británico de nacionalizar la entidad, por algo más de 770 millones de euros. Con esa maniobra, ya son dos las intervenciones del banco ‘rojo’ en las quiebras de la isla, ya que hace sólo unos meses compró, a precio de saldo, Alliance & Leicester.
Con estos dos movimientos, el Santander refuerza un poco más su posición en Reino Unido, donde está presente desde 2004, tras haber comprado Abbey. Este mercado, junto con Brasil, es una de las prioridades de desarrollo del grupo.
Pero su cartera de adquisiciones no parece que se vaya a detener ahí. Desde hace varias semanas, mientras el conjunto del sistema financiero se tambalea al ritmo de los bancos amenazados, el nombre del Santander aparece regularmente en la prensa como posible comprador. Hace pocas semanas reconoció oficialmente su interés y llegó presentar un proyecto de oferta por el alemán Postbank, aunque finalmente fuera Deutsche Bank, que tampoco tenía muchas más opciones de compra, el que ganara la partida.
Además, el grupo de origen cántabro podría estar también interesado en entidades como Washington Mutual, Bank of Ireland y Wachovia.
Y la demostración de fuerza va más allá: hade sólo unos días, el propio Emilio Botín repetía que el banco va a mantener su previsión de beneficio neto récord de 10.000 millones de euros en 2008.
Pero, ¿cuál es el secreto que permite al primer banco español por capitalización bursátil mantener ese ‘statu quo’? ¿Cómo es capaz de hacer frente al contexto actual sin sufrir apenas más rasguños que los propios de su pertenencia a un sistema y los inevitables efectos en bolsa? Aquí van ocho claves que explican este éxito.
– Fuerte diversificación territorial del negocio
La entidad que preside Emilio Botín es, junto a BBVA, uno de los dos bancos nacionales de dimensión global. Como consecuencia, sus ingresos se encuentran menos afectados por las épocas de vacas flacas que, cíclicamente, se registran en cada zona. El Santander está activo en todas las plazas fuertes de Europa, Asia y el continente americano.
– Presente en mercados emergentes y naturales
El banco de origen cántabro combina una fuerte notoriedad en los países que representan su salida natural -Portugal, cualquier nación de América Latina o el sur de EEUU- con una calculada presencia en los llamados países BRIC (Brasil, Rusia, India y China). Además, continúa obteniendo pingües beneficios en España
– Centrado en el modelo de banca ‘retail’
La banca minorista supone el 84 por ciento de las ganancias de Banco Santander, frente al 16 por ciento que aporta la banca corporativa. En el actual contexto, este modelo, con un apalancamiento reducido y menores tomas de posiciones, significa una ventaja competitiva, puesto que está menos tocado por la crisis. Por otra parte, el ‘retail’ se encuentra también generalizado en el resto del sector español y hace más complicado, también, que una entidad nacional sufra un fraude como el que puso en duda la estabilidad de Société Générale
– Cerca del cliente: la mayor red de oficinas del mundo
El banco ‘rojo’ tiene más de 13.000 sucursales, es decir, la mayor red mundial de oficinas si no se cuenta a la industria financiera china, que como en el caso de su población, no se sabe exactamente lo que posee. Este enorme despliegue soporta el modelo que el propio Santander denomina de banca universal. Eso sí, en cada país se adapta a la filosofía local, al objeto de estar lo más cerca posible del cliente.
Cuenta de resultados fuerte y ‘conservadora’
Aunque siguiendo directrices globales, cada una de las unidades locales del banco maneja su propio presupuesto. Con todo, su cuenta resultados global es muy líquida, sin ‘conduits’ o activos a largo plazo con financiación que se alargue en el tiempo. El Santander ganó en 2007 más de 9.000 millones de euros, prevé superar los 10.000 millones este año, y varios indicios apuntan, según bajan los beneficios de sus grandes competidores internacionales y aumentan los suyos, a que la entidad financiera será este año la primera del mundo por ganancias.
– Menos préstamos y más depósitos
Obviamente, sin renunciar a la concesión de créditos, Banco Santander prefiere, como el resto del sector financiero, optar por la captación de pasivo, por la liquidez de los depósitos.
– Eficiencia: control de costes e innovación
Sobre todo gracias a las inversiones tecnológicas, el primer banco español ha pasado de un ratio de eficiencia del 52,9 por ciento en 2005 a un 44,2 el pasado año. Su previsión es alcanzar el 40 por ciento en 2009. La progresión de la eficiencia del Abbey es un ejemplo de éxito en este campo.
– Liquidez: ratios de capital y provisiones
Mantener fuertes ratios de capital y un elevado nivel de provisiones genéricas es una de las defensas de la entidad. El objetivo de estas maniobras es mantener un balance sólido. A esta estrategia para tiempos de crisis, el propio Santander añade la creación de valor que ha conseguido gracias a “estudiadas adquisiciones y la venta de activos no estratégicos”. En último lugar, alaba la actividad supervisora del Banco de España, “clave” en la evolución del negocio.
De hecho, y quizá sacándolo del ‘saco’ de los méritos que atesora Banco Santander frente a la crisis, ese aspecto externo -el de la laureada labor de la institución que lidera Fernández Ordóñez- es el otro gran puntal que hace más llevadero el temporal no sólo para el grupo ‘rojo’ sino para el conjunto del sistema financiero español.
a mi es un banco que nunca me ha atraido como cliente especialmente. es curioso el fenómeno, ya que su marca tampoco ha sido muy definida ni publicitada pero han jugado muy bien sus cartas en la gestión, un gran trabajo de Botín y equipo, sobre todo en comparación con sus coetáneos del mundo. Y aquí la experiencia más que un rango es un lastre en costes y eficiencia, lo cual pasa factura a los viejos dinosaurios de la banca.