No cabe duda que la crisis sanitaria y económica causada por el Covid-19 ha dejado huella en nuestro país, así como en el continente europeo y prácticamente en todo el mundo.
Es por esta razón que los expertos comienzan a considerar la gravedad que la crisis va a tener, ya no sólo por la cantidad de puestos de trabajo que se han perdido y por la situación de desamparo en la que se encuentran millones de familias. Las entidades bancarias relativamente pequeñas también están siendo víctimas de dicha crisis, y se estima que algunas de ellas ni siquiera consigan poder salir de ella.
En concreto, la directora gerente del FMI señala la importancia de que se pongan en marcha medidas fiscales para construir un puente sobre el parón laboral que se está viviendo a causa del confinamiento y las restricciones para evitar los contagios masivos por coronavirus.
De hecho, fue ella misma quien se reunió recientemente con otros altos cargos de instituciones con la finalidad de tratar a fondo la crisis económica tan grave que se ha vivido a nivel global a causa de la pandemia por Covid-19. En conjunto, la economía mundial se verá contraída incluso en más de un 3% en base a las previsiones del FMI. No obstante, hay que ver si durante el 2021 la recuperación es realmente como se espera.
Medidas y proyecciones del FMI
Para tratar de quitar la mayor carga financiera posible a los mercados, se ha pedido a los bancos centrales que realicen recortes en en los tipos de interés y realizar una compra de activos por valor de 4 billones de dólares. Esta puede ser una buena solución a corto y medio plazo, pero no hay que olvidar que todavía queda mucho recorrido para que la economía mundial se encuentre completamente fuera de peligro.
La directora gerente del FMI sostiene que las condiciones financieras siguen dependiendo de desarrollos económicos y sanitarios inciertos, mientras que los países se enfrentan ahora a la perspectiva de un aumento de bancarrotas que podría afectar a los bancos, particularmente a los bancos con búferes débiles.
Por lo tanto, recalca la necesidad existente de medidas fiscales para seguir construyendo un puente sobre el parón económico, para ayudar a los más afectados de esta crisis, que son especialmente los trabajadores de pequeñas y medianas empresas.
Tampoco hay que olvidar que los mercados financieros emergentes o que por el momento se encuentran en desarrollo, ya han perdido alrededor de 100.000 millones de dólares a causa de la búsqueda de seguridad. Una pérdida altamente preocupante, ya que supera por tres las cifras obtenidas en la conocida crisis del 2008. Sin embargo, en este caso las acciones de incremento de liquidez que han ofrecido los bancos centrales han servido para aportar cierta calma a toda esta difícil situación.
Cómo es lógico, el FMI ha dirigido el foco de su preocupación en los países menos preparados para la crisis, ya sea porque disponen altos niveles de deuda o porque la base de su economía es el turismo, un sector que se ha visto frenado por completo a causa del confinamiento. También incluyen en este punto a países que se encuentren en guerra, de manera que ocupan especial importancia regiones de África subsahariana y el Caribe, entre otros.
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