¿Una tarjeta del banco?, ¿quién no tiene hoy en día una? En mis años universitarios tuve la oportunidad de trabajar de cara al público y prácticamente a diario se igualaban los pagos tanto en efectivo como con una tarjeta. Con el paso de los años esta última modalidad se puede decir que impera sobre el dinero en metálico. Tengo que ir al cajero es posiblemente una de las frases más escuchadas durante un fin de semana, ¿no?
Sin embargo, ¿conocemos las diferencias que existen entre una tarjeta de crédito y una de débito?, ¿cuál es la que tenemos nosotros o cuál es la que nos conviene utilizar si queremos solicitar una?
De todos es conocida seguramente la principal: con la tarjeta de débito el cargo que se hace en nuestra cuenta es inmediato, mientras que con la de crédito el cargo es diferido, es decir, se paga después (en este caso incluso no es necesario que haya dinero en la cuenta asociada a la tarjeta en el momento de efectuar el cargo para que nos lo acepten)
Asimismo a la hora de retirar dinero de un cajero con la tarjeta de crédito se puede hacer perfectamente incluso si en ese momento nuestra cuenta no tiene fondos (el cobro se aplaza hasta el mes siguiente), algo que no se puede hacer con la tarjeta de débito, en donde debemos tener saldo en la cuenta para poder sacar dinero.
Hablando de retirar dinero: si lo hacemos con tarjetas de crédito conllevará unos intereses que las de débito no suelen tener. Lo mismo ocurre con el pago que queramos hacer con ellas. Precisamente la tarjeta de crédito funciona como un medio de financiación, ya que nos permiten hacer compras sin tener que pagar todo el dinero en ese momento sino en varios plazos. Para ello la mayoría de entidades bancarias nos exigirá como requisito la domiciliación de la nómina o la garantía de contar con unos ingresos estables.
La tarjeta de crédito cuenta también con un límite de crédito establecido por el propio banco en función de nuestras posibilidades económicas, y llevan unas comisiones de uso y mantenimiento mucho más elevadas que las de las tarjetas de débito. En algunos casos hay bancos que hasta ofrecen gratis estas tarjetas.
Una vez analizadas las características de ambas tarjetas debemos decidir cuál es la que mejor se ajusta a nuestras necesidades. Lo mejor siempre es llegar a nuestro banco y asesorarnos personalmente.