Anteriormente habíamos repasado como la limitación de los productos en posesión y la racionalización de los pagos, combinando las disposiciones en tarjeta con los pagos en efectivo, eran dos instrumentos interesantes desde el punto de vista del ahorro en gastos bancarios, dos instrumentos a los que, como veremos, podemos sumar algunas acciones más que en conjunto pueden permitirnos algo tan interesante como reducir nuestros gastos en productos financieros.
Una de las cuestiones clave, y que desafortunadamente no se tiene muy en cuenta, cuando lo relacionamos con productos financieros de uso cotidiano, es la comprensión de sus condiciones y funcionamiento; algo que en principio se puede obtener simplemente a través de la lectura de los contratos que firmamos, pero que en la mayoría de ocasiones, en productos como las cuentas bancarias, las tarjetas de crédito y similares, damos por sobreentendido.
Es pues básico, cuando de buscar ahorro en gastos bancarios se trata, el hecho de una revisión profunda de las condiciones en las que hemos contratado todos los productos que hemos decidido mantener. Esta revisión nos va a dar una perspectiva real no sólo sobre lo que poseemos desde el punto de vista de sus funcionalidades, sino también, desde los costes que los productos presentan tanto en su funcionamiento normal como en situaciones atípicas, como puede ser por ejemplo los descubiertos.
Debemos tener en cuenta que no todas las propuestas van a responder del mismo modo ante las mismas situaciones, y por ello, puede ser, que poseemos productos que mantienen un comportamiento determinado en condiciones normales, pero que, en condiciones excepcionales como los citados descubiertos, pueden penalizar los más que otros productos similares.
En línea con lo anterior, y una vez detectadas las virtudes y defectos de los productos que tenemos contratados, resulta más que interesante el hecho de perder el miedo a la negociación con las entidades bancarias.
Hoy por hoy, en una situación en la que los bancos de nuestro país necesitan más que nunca fidelizar al cliente, los márgenes de negociación aunque parezca lo contrario, son relativamente amplios, y, para aquellas personas que nunca hayan revisado el conjunto de sus productos financieros, pueden proporcionar ahorros más que razonables ante la perspectiva de la entidad de un cambio de banco por parte del usuario.
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