El Gobierno chino quiere que su banca inicie un camino hacia la liberalización, y para ello esta semana ha anunciado que ya ha comenzado a preparar un proyecto piloto mediante el cual se crearán cinco nuevos bancos de capital privado, que se sumarán a la única entidad financiera de gran tamaño que no pertenece al Estado, el Minsheng.
Cada uno de estos cinco nuevos bancos, que comenzarán a operar en las municipalidades de Tianjin y Shanghái y en las provincias de Zhejiang y Cantón, contará con al menos dos accionistas que se elegirán de entre una lista de empresas que están siendo analizadas por la Comisión Reguladora de la Banca mediante exámenes y controles exhaustivos.
Ya han sido seleccionadas diez grandes compañías que se encargarán de preparar el terreno para la posterior creación de los cinco bancos, y aunque no se ha confirmado de cuáles se trata, circula una serie de nombres entre los que se encuentran los de Alibaba, una gran empresa de comercio electrónico; Tencent Holdings, que se dedica a la tecnología; los grupos Juneyao, Fosun y Wanxiang, o la compañía Chint Electronics.
El presidente de la Comisión Reguladora de la Banca, Shang Fulin, explicó que los nuevos bancos deberán cumplir con una serie de requisitos, como por ejemplo dedicar sus esfuerzos a la financiación de pequeñas y medianas empresas, así como garantizar la recuperación del dinero de sus clientes en caso de quiebra y contar con un capital de máxima calidad y una estrategia de negocio concreta.
Asimismo, la Comisión prestará especial atención a que las nuevas entidades no se utilicen para financiar a sus propios accionistas, una práctica de la que adolece actualmente el sistema bancario chino, en el que cuatro grandes entidades cuyo accionista mayoritario es el Estado controlan un sistema en el que los acuerdos se alcanzan más por simpatías que atendiendo al verdadero potencial de las empresas.
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