¿Test de estress anuales para los bancos?

Una de las preocupaciones fundamentales de los supervisores y reguladores del mercado financiero en los últimos años es encontrar mecanismos capaces de detectar mucho antes los problemas que, a la postre, derivaron en la crisis bancaria de la que, como exponente destacado, que este mes se cumplen seis años de la caída de  Lehman Brothers. En el caso europeo, tanto la revisión de calidad de los activos como los test de estrés son herramientas utilizadas en este sentido.

El paso de las entidades financieras por estas herramientas se entiende como un mecanismo que comprueba la salud interna de las entidades, pero también, a través de la exposición pública a los resultados, se busca frenar los impactos y sobre todo cimentar la confianza del inversor.

BCE

De algún modo estos test han sido el aperitivo previo a la implantación a partir del próximo 4 noviembre de lo que en toda regla se puede considerar como una nueva época dentro del sistema bancario europeo, ya que a partir de esta fecha será el propio Banco Central Europeo quien asuma la vigilancia del conjunto de los principales bancos europeos, pero, más allá, cada vez parece más claro el hecho de la voluntad por parte del supervisor de instaurar un sistema de test de estrés anuales, es decir instaurar un mecanismo de control tan potente como estos test de manera constante y sistemática.

Esto sería un mensaje más que explícito a las entidades financieras europeas, ya que, se pasaría de un proceso excepcional como es el actual examen, a un rendimiento del proceso anual con lo cual no hay cabida para las maniobras o al menos no tanta como hasta ahora. Por lo que, esa supuesta imagen de relajamiento tras aprobar el examen debiera desde luego ser desterrada dentro de las entidades financieras.

De esta manera realmente el supervisor europeo serían los pasos de la Reserva Federal en el sistema de evaluación de los grandes bancos que operan en Estados Unidos, donde se busca la evaluación de la presencia de las entidades de suficiente capital para mantener sus operaciones de manera independiente al estrés económico y financiero, así como que cuentan con la presencia de procesos de planificación de capital fuentes, y, muy importante, con perspectiva de futuro cara a los riesgos.

 De implantarse este sistema de control anual, desde luego, estaríamos ante un escenario nuevo dentro del control a la banca, algo demandado y desde luego necesario tras la crisis por la que ha atravesado el conjunto el sistema bancario europeo.