Intervención Banco de Valencia: crónica de un final anunciado

Era cuestión de tiempo, porque cuando desde diferentes sectores comienzan a abrir el paraguas, antes que la lluvia comience a caer, algo sucederá. Y es que el 8 de noviembre, la vicepresidenta económica, Elena Salgado, había sugerido que el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) aportaría el capital al Banco de Valencia para cubrir la “deficiencia” de fondos detectada.

Entonces no tuvimos que esperar mucho más tiempo, mientras el PP seguía de fiesta después de su victoria aplastante en las elecciones generales del 20-N, el Banco de España, como nos tiene acostumbrado, a última hora de una jornada, ha decidido la intervención del Banco de Valencia, entidad integrada en Banco Financiero y de Ahorros (BFA).

Por lo tanto, a través del FROB ha destinado 3.000 millones de euros de dinero público, de los cuales, 1.000 millones serán para fortalecer su capital y 2.000 millones de linea de crédito para asegurar su liquidez. Pero esto no es todo, a nivel político ha sustituido a los administradores del banco a petición de su consejo y lo administrará «para estabilizarlo y recapitalizarlo» con el fin de afrontar su posterior enajenación en un proceso competitivo.

Financieramente el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), ha suscrito capital del banco por importe de hasta 1.000 millones y le ha otorgado una linea de crédito de 2.000 millones para asegurar su liquidez, junto a un mensaje de rutina, pero necesario al final de cuentas, depositantes y acreedores «pueden estar absolutamente tranquilos, ya que las decisiones adoptadas hoy garantizan que Banco de Valencia podrá seguir operando con normalidad y cumplirá con todas sus obligaciones frente a terceros».

¿Por qué se llega a la intervención?

El Banco de España ha decidido nacionalizar el Banco de Valencia porque la entidad no ha podido adoptar las medidas adecuadas para asegurar su viabilidad, y ha enviado un escrito a sus administradores requiriendo una solución «urgente y definitiva» para su situación para una entidad que tiene un peso del 0,74% del total de los activos del sistema bancario español, transformándose en la cuarta intervención desde que comenzó la reestructuración financiera, tras Caja Castilla-La Mancha (CCM), Cajasur y la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM), y la segunda de la Comunidad Valenciana.

Banco de Valencia, que registra una elevada exposición al sector inmobiliario y podría requerir provisiones por entre 600 y 800 millones de euros, estaba preparando una ampliación de capital para fortalecer su solvencia.

Renuncia

El presidente de Bancaja, Jose Luis Olivas, ha presentado su dimisión como vicepresidente de Banco Financiero y de Ahorros (BFA) y vicepresidente único para Participadas de Bankia y ha justificado su dimisión por la intervención del Banco de Valencia. Vale recordar que hasta el pasado 29 de octubre Olivas ocupaba la presidencia de Banco de Valencia, puesto al que renunció voluntariamente tras proponer a Aurelio Izquierdo, consejero delegado de la entidad, como nuevo presidente del grupo, lo que fue aprobado por el consejo de administración.

Apenas una semana después Banco de Valencia hacía públicas sus cuentas y anunciaba que estudiaba ampliar capital hasta en un 50% tras registrar un agujero en sus cuentas de 600 millones de euros.

Conocedor de que había una inspección del Banco de España en marcha desde hace un año que sacará a la luz el agujero de 600 millones de euros de la entidad, Olivas presentó su dimisión de forma inesperada. Rodrigo Rato, presidente de Bankia, no ocultó su malestar por esta sorprendente salida y aseguró que no había sido informado.

El resto del consejo de Bankia también estaba descontento con la espantada de Olivas y la presión para que este dejara su cargo como vicepresidente de Bankia ha forzado al directivo a presentar hoy su dimisión.

Ahora, Banco de Valencia se suma al lote de entidades financieras intervenidas por el Banco de Espana, un listado del cual no se deben sentir orgullosos sus clientes…

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