La CAM resultó tener un 3% de core tier 1 (capital de mayor calidad) en el escenario económico adverso proyectado por la EBA, suspendiendo la prueba, que exigía un mínimo del 5%. Sin embargo, teniendo en cuenta las provisiones anticíclicas y bonos convertibles, llegaba al 5,1%, sobrepasando el umbral mínimo establecido en los tests de estrés.
Es decir, que se supone que con los resultados en la mano y tomando las peculiaridades del sistema financiero español en cuanto a provisiones y demás, CAM podría haber pasado la prueba en el peor de los escenarios. Y más sorprendente aún es que una entidad financiera que ha tenido que ser intervenida por problemas económicos no haya presentado nunca pérdidas, lo que evidencia el preocupante divorcio entre realidad y contabilidad bancaria.
Pocos días después el Banco de España nacionaliza la caja de ahorros, mostrando que las pruebas de estrés se quedaron cortas. Y la razón básica es que los balances bancarios no valoran adecuadamente los activos y pasivos.
Para entender el procedimiento de nacionalización nos tenemos que remitir al Real Decreto-ley 9/2009. Concretamente a su artículo 7, que regula la intervención del Banco de España en las entidades que no cumplan adecuadamente el plan de reestructuración de las cajas de ahorro:
- El BdE designa como administrador provisional al FROB, que sustituye al anterior órgano de administración de la caja.
- El FROB tiene 1 mes (ampliable a 6) para entregar un informe de la situación de la entidad y su viabilidad, con el objetivo de poder venderla en subasta pública. El FROB ayudará financieramente a la entidad durante el proceso.
En el proceso de intervención hay que tener en cuenta dos agentes distintos que forman el grupo CAM:
- La Caja de Ahorros del Mediterráneo, cuyo capital está dividido en cuotas participativas y es el único accionista del Banco CAM.
- El Banco CAM, una sociedad anónima dividida en acciones, anteriormente denominada Banco Base (en su momento proyecto de SIP con Cajasur, Caja Extremadura y Caja Cantabria, que fracasó).
El FROB adquiere 2.800 millones de euros en acciones del Banco CAM, y pone a disposición del grupo CAM intervenido otros 3.000 millones de euros mediante una línea de crédito. Todo este dinero sale de las arcas del Estado, de los impuestos de los contribuyentes. Una vez más, la mala gestión de una entidad financiera (y la ineficaz supervisión del Banco de España) va a costar millones de euros al ciudadano, para que después se venda saneada a otra entidad (BBVA y Banco Santander son las apuestas que más suenan).
La exposición suicida al ladrillo, y principalmente al insolvente cliente promotor, ha llevado a esta caja a donde ahora está. No se trata de dar la culpa a la crisis, la gestión ha sido la culpable. Y lo más triste es que no parece que a los patéticos gestores les vayan a pedir cuentas penales por su nefasta actuación.
La supuesta fortaleza del sistema financiero español se va desvaneciendo a medida que pasan los meses. No es que estemos mucho mejor que el resto de países, es que sabemos disimular. Es inaudito constatar que los balances de las entidades financieras, que deberían ser los más ajustados a la imagen fiel de su patrimonio, acaban siendo papel mojado por la laxitud del regulador en exigir la contabilización del activo y pasivo por un valor ajustado a la realidad. Entre otros artificios contables, el Banco de España ha permitido que las entidades en proceso de fusión no llevaran sus pérdidas a la cuenta de pérdidas y ganancias, sino que las contabilizaran en el balance, contra fondos propios.
La falta de rigor y transparencia en economía es uno de los peores males. La desconfianza de los agentes extranjeros en nuestro sistema financiero aumenta con cada intervención de este tipo. Y sin duda se ha retrasado la nacionalización a la salida a bolsa de Bankia y Banca Cívica, cuya previsible caída de valor afectará a los de siempre: los trabajadores y pequeños accionistas a los que se convenció de las bondades de la operación.
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